Que no se pierda

Que no se pierdan las ganas de sentir bonito por la resistencia a sentir algo que no me gusta.

Que no se sustituya la esperanza de que pase lo mejor por prepararme para que pase lo peor. 

Que no se pierda la naturaleza de vivir intensamente, sentir intensamente, expresar intensamente.

Que no me envuelva en una vida de medias tintas, de diluir con miedo lo que está hecho para pintar a todo color.

Que no se pierda la fe en lo mágico, el agradecimiento en lo ligero, el asombro en lo sincrónico.

Que no sea yo quien limite la experiencia de mi ser. Que me permita siempre seguirme descubriendo y conociendo. 

Que no se pierda el momento presente por querer predecir el futuro.

Que no se me vaya la historia que está sucediendo enfrente por estar viviendo una diferente en mi cabeza.

Que me sea ligero participar simplemente estando, permitiendo y observando.

Que la vida me de siempre maneras más amorosas de aprender.

Que no me pasen desapercibidas las bendiciones que llegan, las que están y las que siempre estuvieron. 

Que no se pierda la capacidad de asombro, de maravillarme con lo más simple, con lo que pudiera convertirse en costumbre.

Que no se pierdan las ganas de aprender y la disposición a tropezarme pero levantarme más fuerte.

Que mi vida no se entibie por el miedo a quemarme. Que si me quemo sea solamente en un fuego de gloria.

Que no me llegue el final de la vida sin haberme atrevido a vivir en grande. 

Que no deje de reconocer nunca la importancia de todo lo previo.